Ir a Madrid con los bares cerrados en les Illes es un insulto a la inteligencia de los contribuyentes. Todo lo que hará en la capital puede hacerlo desde Palma mediante videoconferencia, que ya se han hecho muchas y funcionan.
Hablando de reuniones telemáticas, la sociedad de les Illes debe reaccionar convocando a pantallas para que, sin salir de sus despachos, los partidos de la oposición y del Govern más, como mínimo, los empresarios y los sindicatos, puedan exponer sus propuestas y demandas sobre dineros y vacunas en directo y en abierto, pero orientados a sumar fuerzas ante Madrid y con copia para Europa. De lo contrario, que no se quejen de que la gente se manifieste rompiendo cristales, incluso a cambio de quedarse tuertos, porque la libertad real de expresión es más necesaria que nunca para desahogar las frustraciones.
Y basta de miedo al neofascismo. Que griten todos sus vivas a la muerte, siempre de los otros, que les pida el veneno que llevan dentro, pero que el CNI vigile por si traman violencias.
Y hay mucho que ahorrar. El Reino de España está más endeudado que cuando la guerra de Cuba, que lo dice la prensa más leída. Vacíen La Zarzuela para ahorrar cientos de millones y conviertan ese Palacio en el Museo de las muchas corrupciones cultivadas durante la monarquía. Para que España deje de ser un Reino, y no de los cielos precisamente, hay muchas personas con más calidad humana que cualquier borbón o borbona. Estoy convencido que sin cobrar un solo euro aceptarían presidir una República que comenzaría limpia.