La costa de Cala Sant Esteve, en el término municipal de Es Castell, ha amanecido este jueves cubierta nuevamente por una extensa acumulación de velellas, conocidas también como vela de mar o vela púrpura.
Estos pequeños organismos marinos, de color azul intenso, no son medusas aunque se les asemejan. Se trata de hidrozoos que flotan en la superficie del mar impulsados por el viento gracias a su característica "vela", y que se alimentan de plancton mediante tentáculos.
Como ya ocurrió el pasado 7 de marzo, el viento ha provocado la llegada masiva de velellas a esta zona del litoral, donde su acumulación vuelve a ser especialmente llamativa por el color que adquiere la orilla.
Aunque no representan un peligro para los bañistas, ya que sus toxinas no atraviesan la piel, pueden causar irritación si entran en contacto con los ojos o con heridas abiertas. Su presencia masiva puede ir acompañada también de malos olores al descomponerse en la costa.