En tiempo en que Jesús vivió en cuerpo y alma, el calzado de la gente eran las sandalias, por lo que el polvo y las pequeñas arenillas se pegaban a los pies. Por eso era costumbre entre los judíos -cuando alguien llegaba a visitarlos-, ofrecer un recipiente con agua para refrescar y purificar sus pies.
El lavatorio lo hacía uno de los sirvientes de la casa y nunca el anfitrión; sin embargo, Jesús, el “MAESTRO”, lavó los pies a sus discípulos porque quiso enseñarnos a servir y saber que su reinado se basa en el “servicio”.
En cada parroquia, en la Misa de la cena del Señor, el sacerdote realiza el lavatorio de pies la tarde del Jueves Santo. Este rito recuerda el momento en que Jesús, durante la Última Cena, se levanta y lava los pies de sus apóstoles, tras ello les dice: “Haced como yo he hecho con vosotros”. “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros como yo os he amado”.
Lo que Cristo hizo al lavar los pies a sus apóstoles fue “ofrecer un gesto de servicio, un ejemplo de lo que debemos hacer como hermanos, ya que no es posible entregarnos a los demás sin pensar que estamos sirviendo. Él nos invita precisamente a esto, a que tomemos conciencia de que, antes que nada, necesitamos ser servidores”.
En la Misa, quien realiza este ritual de Jueves Santo es el sacerdote, por ser quien está al frente de la comunidad y quien por excelencia tiene el ministerio del servicio.
Los lugares clave de la Pasión de Cristo
De acuerdo con el Nuevo Testamento, en los días previos a su crucifixión, Jesús recorrió lugares significativos que marcaron su camino hacia la crucifixión, y cada uno de estos sitios está cargado de profunda espiritualidad y significado histórico, pues cuenta una parte esencial de nuestra fe católica: la historia de su vida y su misión.
Cenáculo: Este es el lugar donde Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos. Durante esta cena, instituyó la Eucaristía y predijo su traición por parte de Judas. El Cenáculo es un lugar de gran importancia para la comunidad cristiana, simbolizando la unión y el sacrificio.
Monte de los Olivos: Situado al este de Jerusalén, es conocido por ser un lugar de oración y reflexión para Jesús. Aquí, Jesús se retiró a orar antes de su arresto, enfrentando la angustia de su inminente sacrificio. Desde este monte, también se puede contemplar la ciudad de Jerusalén.
Huerto de Getsemaní: Al pie del Monte de los Olivos, Getsemaní es un jardín donde Jesús pasó sus últimos momentos de libertad. En este lugar, oró intensamente y experimentó una profunda agonía, pidiendo a Dios que, si era posible, le apartara de la cruz. Fue aquí donde lo arrestaron.
Casa de Caifás: Caifás era el sumo sacerdote en el tiempo de Jesús. Después de su arresto en Getsemaní, Jesús fue llevado a su casa, donde fue juzgado por el Sanedrín. Este lugar es significativo por ser el sitio donde se tramó el plan para condenar a Jesús.
Palacio de Herodes: Este palacio fue el lugar donde Jesús fue llevado ante el rey Herodes Antipas. Herodes, que había oído hablar de los milagros de Jesús, lo interrogó, pero no encontró en él culpabilidad. Este encuentro es significativo porque muestra la indiferencia de las autoridades ante la verdad.
Gólgota: También conocido como el “Lugar de la Calavera”, Gólgota es el sitio donde Jesús fue crucificado. Este lugar se encuentra fuera de las murallas de Jerusalén y es un símbolo central del sacrificio de Jesús por la humanidad.
Y al tercer día resucitó
El Nuevo Testamento enseña que la Resurrección de Jesús, la Pascua, es el fundamento de la fe cristiana. La Resurrección estableció a Jesús como el Hijo de Dios y se cita como prueba de que Dios juzgará al mundo con justicia. Dios ha dado a los cristianos «un nuevo nacimiento a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos». Los cristianos, por la fe en el poder de Dios, se han de distinguir espiritualmente con Jesús resucitado, para que se pueda caminar en una nueva forma de vida.
RESUCITÓ ¡¡ALLELUYA!! Felicidades en la Pascua de Resurrección.