El eco del fabiol y el tambor ha recorrido esta mañana, a las nueve en punto, los pasillos del Hospital Mateu Orfila, llevando consigo una chispa del espíritu de Sant Joan. El artífice ha sido Toni Juanico Castaño, un ciutadellenc de 83 años que este año no puede vivir las fiestas en su ciudad porque acompaña a su esposa ingresada en el centro. Con la memoria intacta y la voluntad firme, ha hecho sonar las notas que anuncian el inicio de la celebración, arrancando sonrisas a pacientes, familiares y personal sanitario.
No han hecho falta más gestos para recordar que el alma de Sant Joan no late solo en las calles abarrotadas, sino también allí donde alguien decide compartirla. Esta mañana, en Mateu Orfila, el latido festivo ha encontrado un nuevo espacio para resonar.