La Policia Local de Maó ha puesto en marcha esta semana un operativo para retirar bicicletas abandonadas en la vía pública, una tarea que, según el cuerpo municipal, se salda cada año con alrededor de un centenar de vehículos retirados. El objetivo es liberar aparcamientos, mejorar la imagen de las calles y prevenir posibles riesgos para peatones y conductores.
El protocolo comienza con la detección del estado de abandono de la bicicleta. A continuación, los agentes colocan un adhesivo con la leyenda "vehicle abandonat en tràmits de retirada". Si en el plazo de un mes nadie reclama el vehículo, la bici se traslada al depósito municipal. Pasados dos meses sin dueño, el Ayuntamiento procede a su destrucción.
La Policía advierte de que estos restos urbanos "ocupan aparcamientos, deterioran la estética de la ciudad y pueden suponer un peligro", por lo que anima a la ciudadanía a comunicar cualquier caso de bicicleta abandonada para agilizar la limpieza del espacio público.