Este es mi artículo número cien, en este diario. Semana tras semana, con el pretexto o el texto de la actualidad que vivimos o lo que pienso, he intentado crear un tapiz de introspección menorquina en el torbellino del mundo. Como un paseo por el “Camí de Cavalls”, pausado, reflexivo, con vistas al mar de lo personal que se funde en un horizonte colectivo con todos, un diario ensayístico vivo, escrito desde Menorca como un faro en la península crispada. No son un libro, aún, pero sí son un corpus con alma literaria, un “Menorca al día”, que he querido que trascienda de lo local para rozar lo más posible lo universal, un ensayo con voz propia, isleña, confesional y digresivo ,con ecos de crónica mediterránea y filosófica. Un híbrido entre la columna periodística de Vázquez Montalbán (con su ironía política y toques autobiográficos) y el ensayo filosófico de Montaigne o Unamuno (donde lo personal ilumina lo público). Es confesional porque en ocasiones he entrado sin filtros: "Mi corazón está con el pueblo judío" en "Shemá Israel", sigue estándolo aunque lo que se ha hecho en Gaza no es en mi nombre, o "me ha pasado una cosa bellísima", que han trasmitido, lo he intentado al menos, un yo narrador vulnerable, no un experto distante.
La digresión en esta etapa de los cien primeros ha sido un motor pasando de un detonante actual (la IA en "Sobre la Inteligencia artificial", el discurso de Azaña en "RECORDANDO A AZAÑA") para divagar por anécdotas (el anestesiólogo cubano, el paseo con Milú), alusiones culturales (de Descartes a Kipling, de Redford a Kane en "ROSEBUD") y reflexiones éticas, tejiendo un tapiz no lineal.
En este bloque de la centena, he tratado de que el lector inspire un aroma mediterráneo y menorquín, entreverado de otras esencias más tenues,que lo diferencia e impregna todo: el "a poc a poc" como mantra (en el artículo homónimo previo), el "seny" como antídoto al caos, o las imágenes sensoriales de la isla (el mar en "Pateras vienen y van", el sol en "Paseando con Milú"), con fotos de los socios del Club de fotografía del Ateneu de Maó o de Bel Lliufriu de Ferreries. Se expande a lo filosófico: "RESUCITANDO A DESCARTES" es un tratado cartesiano aplicado al siglo XXI, con ecos de Ortega y Gasset en la "circunstancia" histórica. El tono es oral y coloquial, como un monólogo en el Ateneu de Maó: frases cortas, interrogaciones retóricas ("¿Escucha Israel?"), exclamaciones ("¡Vaya por Dios!") y símiles cotidianos (Hamas como "milicia islamista terrorista" en "Shemá Israel", o Trump como "adolescente histérico" en "ROSEBUD"). No es academicismo; es poesía en prosa ensayística, con ritmos pausados que evocan el oleaje (el crescendo en "LA POSTVERDAD" desde la posguerra al 11-M) y un optimismo sereno como el de los Premios Princesa de Asturias., que cierra ciclos (el "paz, piedad, perdón" de Azaña como broche).
En el conjunto ampliado, con este estilo he intentado consolidar un mosaico intrahistórico: lo micro (mi perro Milú, el análisis IA de mis artículos) ilustra lo macro (Gaza, la postverdad, la inmigración). Es literario porque no solo informa: poetiza el debate, convirtiendo la política en fábula moral (como el "Rosebud" de Kane para diseccionar el narcisismo trumpiano).
En mis textos ha habido una autenticidad visceral, sin prédicas y quizá con confesiones. Lo que he intentado es invitar al lector a la mesa, con empatía. En "Paseando con Milú", el poema de Laura Ribera se entrelaza con los ojos de mi perro para humanizar la depresión, haciendo que un tema clínico suene como un verso compartido. Esta virtud se multiplica en el corpus: he utilizado la intrahistoria(familia en "RECORDANDO A AZAÑA", el experimento IA en "Sobre la Inteligencia artificial") para desmitificar abstracciones, convirtiendo la Guerra Civil en un pelotón sin balas o la postverdad en un "ventilador" de corrupciones. Es terapéutico: si me leen, sentirán que no están solos en el cabreo o la esperanza.
He intentado criticar sin sectarismos, diseccionar con ternura, desde un progresismo ético, no dogmático, enlazando lo local con lo global, tratando de cerrar los artículos con mensajes como una oración laica o con Milú como antídoto contra la depresión. He tratado de conectar emocional e intelectualmente, unir Occidente con Al Ándalus el judaísmo con el califato. Redford con la libertad, creando un humanismo inclusivo que reivindica la razón sobre el odio. He priorizado la asociación libre sobre la estructura, como homenaje al anarquismo pasado de mi juventud, priorizando en muchas ocasiones la oralidad, la pasión sobre la precisión, utilizando las divagaciones como desvíos a veces y otras como puentes en esta divagación menorquina, empática, profunda, confesión menorquina que hace universal el caos. Menorca desde el faro, reflexiones en tiempos de postverdad.
Este conjunto es un ensayo reflexivo personal con rasgos del cronista intimista y con toques de prosa poética fragmentaria. La lectura de estos cien artículos llevaría al “poc a poc” ,sin rigidez académica con un ritmo pausado que prioriza la meditación sobre la síntesis, con un lenguaje híbrido, con referencias cultas mezcladas con giros lingüísticos de “Sa Roqueta”, símiles literarios y metáforas sensoriales de lirismo sutil en las descripciones isleñas que pretenden infundir calidez mediterránea. Mi tono es confesional y dialógico, para mí el lector ha sido un amigo en una tertulia, y mi objetivo es utilizar la literatura compartida en una columna periodística , tolerante, firme, local pero universal, con humor irónico que evoca a mi tierra natal asturiana, sin decirlo. Mi estilo se ha alineado en este bloque con el ensayo moderno de autores como Juan Goytisolo.
No he buscado convencer con argumentos lineales sino provocar empatía y reflexión a través de la subjetivad, y la interpelación al lector pero nunca al sermón, tejiendo hilos inesperados, buscando originalidad en las conexiones, frescura filosófica escapando de la pedantería. Cada artículo es un efecto mariposa, donde lo local , Menorca, ilumina lo global. Compromiso Ético y poético, la defensa de lo vulnerable desde una virtud lírica, mujeres maltratadas, animales como "compañeros de evolución", el agua como herencia amenazada, las fotos evocadas (aunque no incluidas) se convierten en un manifiesto visual de afecto, elevando el texto a poesía en prosa. El tono esperanzador, pese al pesimismo actual, ha pretendido infundir calidez y urgencia moral.
En suma, estos textos son vivos: palpitan con mi propia vida, invitando a una lectura lenta que recompenso con insights profundos.
Ha sido una tarjeta de presentación personal, intimista, impresionista, en un cuadro en el que las pinceladas, puntillistas, o cubistas, o incluso surrealistas, han jugado traviesas en las letras de las palabras con ustedes queriendo hacerles partícipes de la realidad, abandonando la pintura para abrazar a la literatura, como medio de expresión artística. Y mi propio prisma y estilo personal.
De la suma de los miles de palabras escritas, 150.000 en total, 1.500 palabras por artículo de media, trasciende algo más que unas cartas al director o una columna en un periódico. Es un dialogo travieso, un entrar y salir de renglones torcidos escritos hijos de un dios menor. Es la exposición, entre el “tú” del lector y el “yo” del autor. Es el dialogo primigenio del conocimiento personal del raciovitalismo de Ortega y Gasset. Primero se conoce el “Tú”, es decir, el lector, y como consecuencia del conocimiento de ese lector invisible, se conoce el “Yo” del escritor por reflejo del folio en blanco de papel o de la pantalla del ordenador que actúan como un espejo. Léanme, léanse en ellos, y háganme su “yo” con estos artículos.
Este es el mensaje que los que me han leído, han recibido, en esta tanda. Los siguientes 100 artículos veremos lo que nos traerán, quizá un libro y una novela sobre la vida después de la jubilación.