Tuve un amigo hace mucho tiempo que me hizo un razonamiento, para mí interesante:
“En una familia muy numerosa, siempre hay algo que celebrar: bautizos, comuniones, final de carrera, bodas, cumpleaños, etc.”. En circunstancias actuales he podido comprobar que era verdad lo que mi amigo me comentó, pero lo que no citó como algo que no celebrar era el fallecimiento de un hijo.
Esto último es algo en lo que una no piensa, porque a medida que se van cumpliendo años, lo más normal es que quien falte primero de este mundo seas tú, y no estás preparado para que la situación pueda ser al revés.
Los trabajos caseros a esas edades de más de 80 años, son muy escasos y, además, acostumbradas como estás en organizar tu vida dentro de una familia muy numerosa, resulta que tienes la costumbre (rara sería para ahora) de programar que se hagan varias cosas a la vez. Por ejemplo, pongo la lavadora ya porque así aprovecharé que cuando acabe serán horas de sol y podrá secarse más fácilmente; pero es que, además, mientras trabaja la lavadora busco qué cosa del trabajo de casa puedo hacer para que el tiempo me cunda más. De repente pienso que lo más lógico sería poder descansar tranquilamente mientras la lavadora acaba, porque no tengo prisa en hacer nada más, pues lo poco que tengo que hacer para mí sola ya está hecho. Esto hace que los momentos y las horas en los que tu mente no está ocupada son muchos, y los pensamientos no son aptos para la celebración de nada.
La psicóloga de la Asociación de familiares de Alzheimer con la que colaboro me tiene dicho que las personas que vivimos solas tenemos que combatir la soledad hablando con alguien, incluyendo por teléfono, tres veces al día. Intento que así sea, pero así y todo, me quedan muchas horas libres, por lo que tengo que buscar mucho para entretener mi “coco” e intentar que la situación de la que he comentado al principio de “no celebración” no me “ataque” de lleno.
Una de las cosas que sigo con muchísimo interés es algo que no sale en la prensa y que afecta al buen estar de los vecinos de donde vivo. En este caso me quiero referir al problema de la recogida de las basuras en el tramo donde está mi casa.
Vivo en el caserío de Ses Barraques, en la carretera que desde Sant Lluís conduce a Es Castell y que no hace mucho ha sido remodelada. La obra final ha quedado bonita pero para los que vivimos más cerca de la Avinguda de sa Pau, un verdadero martirio si necesitas ir al núcleo del pueblo en coche porque el caminar ya se está haciendo costoso para nuestra edad.
Pero es que a ello hay que añadir lo costoso y complicado que resulta para los que, intentando ser lo más cívicos posible, hemos decidido separar la basura, cosa que yo hago ya hace muchísimos años. En todo el tramo de la carretera que está habitado no disponemos de contenedores de reciclaje, por lo que para depositar los restos de papel, vidrio y envases, y para ello necesitamos el desplazamiento del coche, tenemos que hacer lo que llamo un verdadero “ recorrido turístico” para poder hacer uso de los correspondientes contenedores
He expuesto en dos ocasiones distintas la problemática que he detallado al Ayuntamiento, incluso aportando solución que a mi modo de ver sería más fácil, pero la respuesta ha sido que “lo pasarían al responsable correspondiente”. O esa queja no se la han pasado o el responsable tiene cosas para resolver más importante que el tema que yo, una ciudadana que paga religiosamente las tasas de basura y reciclaje que no son pequeñas, quisiera ver solucionado.
Una vez leído en los distintos medios de comunicación el problema que se vive con el funcionamiento del geriátrico de Sant Lluis, juntamente con lo que he citado, he llegado a la conclusión de que quizás las quejas de los vecinos estén bien fundamentadas y lo que falla sean las ejecuciones por parte de los responsables políticos a quienes atañen.
