Es obvio por notoria, la preocupación que los insulares tenemos sobre el verano. Las visitas, las capacidades de la isla para la hospitalidad y para la habitabilidad, sus consecuencias. El debate es sensible porque entramos en un conflicto de libertades y entre movimiento de capitales, generación de riqueza y la libre circulación de personas por un lado y el derecho a una vida feliz, digna, íntegra, y segura de los residentes receptores por otro. El conflicto es muy serio y lo vivo con mucha preocupación, aunque advierto que no tengo poder alguno o capacidad de intervenir con ideas o con trabajo en el problema, salvo el de repensar la isla.
Yo creo que casi todos hemos tenido experiencias turísticas. No me gusta la palabra turista o forastero, por lo que implica de impersonal y de conversión en masa o manada controlada por guías bajo un paraguas multicolor de seguimiento. Pero me sirve para hacerme entender. Se nos lleva a parques temáticos, ya, en realidad. Ya no vamos a Roma, vamos a la Fontana de Trevi como parque temático, elijen lo que tenemos que ver, corriendo de aquí para allá, en una hora o dos, es impersonal. Recuerdo con terror, un crucero que hice por el Mediterráneo para acceder al mundo clásico romano. Roma, Pompeya y de propina el renacimiento con Florencia y el Vaticano. Soy demasiado personal, individual o introspectivo, como para estar cómodo en masas de personas por aquí y por allí, y aunque escucho y veo, me molesta ver el Lupanar de Pompeya y sus pinturas con cientos de personas delante y detrás de mí y sin tiempo para encontrar la paz necesaria para hacer un parón y apreciar todo aquello. Entras, caminas y sales. Como el viejo chiste de “autobús” en Alemán “subanempujenestrujenbajen”. Hace años me gustaba pararme en Segóbriga, Cuenca, o en la villa romana de Veranes, Asturias, por la que corrían mis hijos metiéndose en sus “tubuli” y “caldearium”; y pasear por las ruinas vírgenes y en su mayor parte ocultas, sin prisa y sin carteles. Hoy ya no puedo, está todo cercado y hay que pagar por entrar. No me gusta pagar por entrar en ningún lado, pero comprendo que hay gastos de conservación, de instalación, de estudios, de puestos de trabajo, en fin la cultura y la educación nos gusten o no nos gusten tiene un precio y hay que buscar recursos para financiar mantenimiento y reparación.
El estudio de la capacidad de oferta depende de múltiples variables que son circunstanciales y que hay que valorar. Si yo estoy en el foro de Pompeya, por ejemplo como fue el caso, y me toca aproximadamente un metro cuadrado de espacio de la superficie total del foro para estarme quieto viendo , girando sobre mí mismo 360º, no cumple ni mis expectativas ni la finalidad. Una cosa que me ha llamado mucho la atención siempre, como hijo de obrero de barrio pobre del que vengo, es que en las mesas de los ricos, y debo decirlo sin complejos, porque hay mesas de ricos y mesas de pobres, se habla mucho de viajes,. Parecen las sobremesas un campeonato de viajes, Bali, Vietnam, el desierto de los Tuaregs, Katmandú, Marrakech, Menorca, etc.
Menorca forma parte hoy de los destinos top. Jets privados, personas que manejan barcos en parejas, uno para ellos y sus invitados, sin invitados no es lo mismo, otro para el helicóptero, el personal de servicio, el médico, etc. Evidentemente en esas sobremesas se habla de viajes porque es lo que toca para no hablar de nada. “Yo fui a New York”, “ah que bonito yo ya estuve así que me fui a Canadá y a las cataratas del Niagara”, ”es que yo ya conocía todo eso así que este años nos hemos ido a Las cataratas del Iguazú” en fin de lo que se trata es de que “yo estuve allí y ahora me fui a…”. La siguiente pregunta“ ¿y te enteraste de algo?, pues más o menos es “me compre una alfombra”, o me fui a cala no sé qué, no me acuerdo el nombre, o estuve en las fiestas de un pueblo , y los caballos, o a esa plaza donde hay serpientes, o puf las noches de las estrellas del desierto…ya , pero ¿te enteraste de verdad de cómo se vive en aquellos sitios, y te saliste de las tiendas de souvenirs?, ahí ya estamos más limitados de conversación.
Comprendo el derecho o la libertad de toda persona de moverse y de decidir como desea descansar o compartir la cultura. Comprendo que este interés deba tener una contraprestación económica, las cosas cuestan dinero, hay que arreglarlas, conservarlas pero también comprendo la racionalidad en la enseñanza de la cultura, y la cultura es selectiva y necesita determinadas condiciones. Viajar es una forma de inspirar cultura, museística, paisajística, sociológica, que necesita de una base educacional previa mínima, que pasa por el respeto adquirido por muchas cosas, incluida la tierra que se visita y sus gentes, la naturaleza, el medio ambiente, cada árbol y cada piedra de cada edificio. De otro lado, los habitantes de una isla, por ejemplo Menorca, receptora de visitantes y con una economía mayoritariamente del sector servicios, deben tener muy claro que marco de vida quieren darse para sí y sus descendientes, de donde vienen y a donde van sus hijos. Este es el cruce en el que se encuentra Menorca.
Este verano Menorca una vez más, y vamos en aumento, ha dado mucho para repensar. Nos estamos acercando a un punto de no retorno en la toma de decisiones. La decisión muy seria, y es de modelo: ¿Qué nuevo modelo de isla se quiere? o ¿Se quiere mantener la isla tal y como esta?.
Menorca, dentro de Baleares se ha convertido en un parque temático, patrimonio de la humanidad, reserva de la biosfera, Camí de Cavalls.
No es la primera vez. El canal de Menorca que separa Mallorca de nuestra isla, unos 30 km y con visibilidad compartida de ambas tierras, convirtió “Ciutadella” en un barrio residencial de Pollentia, en Alcudia, y a la isla en un campamento de entrenamiento en Sanisera, de Foners mercenarios y de villas de verano. Hoy esto se mantiene, Menorca en relación con Ibiza esta tan lejos que hay que ir primero a Mallorca y hacer trasbordo, y Menorca de Mallorca está tan lejos que para los mallorquines Menorca es un territorio menor, centralismo insular de Mallorca. Viendo lo que hoy es Ibiza, y lo que hoy es Mallorca, hay muchas dudas sobre si necesitamos un “nuevo modelo” como los modelos de las dos islas. Si hay algo, que no sea como el de las otras dos islas. Si dudamos sobre un “nuevo modelo”, también podemos dudar sobre el conservacionismo de la isla tal y como lo conocemos, porque da la impresión de que se ha quedado chica para los propios residentes, en todas las épocas del año. El verano es insostenible, para poder hacer frente con una economía sana y no trampeada, al número de visitantes y al incremento del uso de los recursos de la isla.
Conservar la isla tal y como está, en la actual dinámica es imposible, es como estar en el metro cuadrado del foro de Pompeya, ni es foro ni Pompeya, ni es Menorca. Se apuesta por una prolongación de la estacionalidad, es decir por el aprovechamiento de recursos naturales, fundamentalmente a partir del Camí de Cavalls, bicicleta y rutas con un atractivo en el extranjero. Pero nos vuelve a poner en el mismo punto. Menorca no está preparada en infraestructuras para absorber a todos los interesados en venir y no todos los interesados en venir presentan el nivel de educación ni la capacidad adquisitiva que la isla necesita para no masificarse y para conservarla sin degradación medio ambiental y educacional. La alteración del PTI para permitir construir más volumetría, implica acabar con el actual modelo. Y no es para los residentes, ciertamente faltan viviendas pero se puede resolver con planes urbanísticos en los pueblos a partir de la catalogación de las casas y sus metros útiles y para que utilidad, sino que es para el capital externo, y no está claro que la inversión que esto supondría redundaría en un incremento de la renta per cápita de los residentes. Ya se paga por venir a Menorca, se paga vía impuestos e inversión pública consecuente y la tasa turística, pero no está claro que revierta adecuadamente en Menorca, y al revés lo que sí está claro es que ni vivienda, ni carreteras, ni sanidad, están preparados para hacer frente a la aceptación de todos los que quieren venir. Tendrá que pagarse más por venir aquí y en numerus clausus, ver cuánto y a que se destina. El incremento y encarecimiento de los precios lo que genera es que se coman más hamburguesas, multinacionales, que se alquilen viviendas, habitaciones, o coches privados, pero no que se distribuya el incremento de la riqueza que viene, entre todos los residentes. ¿De que sirve que venga capital Frances, ahora, si este capital no redunda en riqueza para los menorquines? Hace pocos días hubo un foro en Menorca sobre Francia, bastante decepcionante. Ojala con el capital francés, no pase como con el inglés, o como con el Español. Hay hoteles en algunas playas que necesitan ser repensados dentro de una remodelación insular.
Todo ha de ir pensado en relación al modelo de isla limitada que tenemos y a su ubicación geográfica y al territorio disponible para vivir y para disfrutar de la capacidad de pensar que esta isla aporta a todos los que vivimos aquí y nos sentimos de aquí.
No se trata de hacer más infraestructuras, las carreteras que hay son suficientes para absorber el tráfico no estacional, se trataría de regular el volumen del tráfico de coches, caravanas y motocicletas en verano; ni más hospitales si no tenemos médicos suficientes , deben construirse no por los visitantes, sino para los residentes; ni más construcciones en volumetría vertical , ni más hoteles no integrados en el urbanismo rustico o urbano. ¿ Para qué queremos todo esto si los recursos de la isla no dan para ello? Para que la isla pueda sobrevivir manteniendo la riqueza de la manera que hoy existe, cuando menos, pero buscando aumentar la renta de los habitantes y sus oportunidades, es necesario una reflexión sobre la volumetría de la isla, sobre la capacidad de residencia de su tierra y de su mar, la de absorber barcos, construcciones, autocaravanas, coches, motos y personas, con lo que es y cómo es. No hace falta más éxito, hace falta elegir el segmento del éxito. Por ejemplo el segmento Ibiza, el segmento Benidorm, o el segmento espacio natural matizado. Necesitamos mejoras de edificaciones urbanas, amnistía urbanística limitada para los problemas urbanísticos de muchas viviendas, y análisis de la volumetría para una mayor utilización habitacional de espacios sobrantes. La capacidad está superada y esto se percibe continuamente, especialmente en los recursos hídricos en los que no existe una política clara ni definitiva.
Las decisiones han de ser restrictivas en cuanto al número de visitantes y el número de coches y especialmente autocaravanas. Han de ser reformadoras, cambios a partir de lo que hay, nuevas en cuanto a modificaciones del enfoque empresarial de producción, nuevos negocio, búsqueda de nuevos espacios, aumento del nivel educacional de los visitantes y de su nivel cultural y profesional y de su capacidad adquisitiva, implantación de consumos interiores de la isla y no importaciones de bienes y servicios del exterior con incentivos a las contrataciones interiores, generación de oportunidades de formación a los jóvenes, aumento de estudios universitarios y profesionales, enfocados a las actividades empresariales que se consideren prioritarias, para que no deban marcharse fuera y después puedan regresar, disminución de la necesidad idiomática con objeto de facilitar la llegada de técnicos muy cualificados, o aunque sea una decisión de exigencia individualizada de proyecto en proyecto. Todo es posible, repensando, innovaciones sobre el modelo ya existente que creo no permite modificación sustancial sin que ello extinga la Menorca que todos buscamos cono lugar de integración en nuestra naturaleza humana y universal.
El verano en Menorca nos ofrece un laboratorio para repensar una isla de todas las ocasiones, con un flujo de riqueza constante para sus habitantes.
Verano en Menorca