Para los que hacemos derecho de familia, estos días de vacaciones son muy complicados. Pará los que no sepan de qué hablo, les propongo que rebusquen una imagen en el avión de salida o de llegada a Menorca. Niños con una funda colgada del pecho acompañados de un empleado hasta la puerta de embarque y después solos en el avión bajo la atención del personal de cabina.
Normalmente, los niños van callados, con su tablet, si la tienen, o viendo alguna cosa por su teléfono, depende de la edad, y aparentemente tranquilos. Se nota a los que van por primera vez, por la edad, y por un cierto halo de desconcierto o curiosidad, de aquellos otros que ya son veteranos y que llevan años. Estos van por el avión como quien anda por su casa. Entonces, lo normalizamos todos los pasajeros o incluso nos olvidamos. Se convierte en algo natural.
Sin embargo yo les voy a contar otra parte de esta naturalidad.
Antes de que esto se produjera, salvo que los padres estén de acuerdo y hayan firmado un convenio de divorcio o de separación o de relaciones paterno filiales, que sea estable, ha habido una gran batalla judicial entre el padre y la madre, sobre diferentes temas: la posibilidad de pernocta del niño con el otro, la discusión sobre el tipo de guarda y custodia, si exclusiva o si compartida, quien paga los vuelos, donde van a estar, si llevan o no llevan el DNI o la tarjeta de la seguridad social, si copia o si el original, si se devolverá el niño el día pactado, si habrá retrasos, si el niño hablará con el otro padre, si no hablará, si tiene teléfono, que donde va a estar, que con quien va a estar, que va a volver con el cerebro lavado y entonces va a estar imposible, que sabe Dios la vida que hará o que habrá hecho.
Todo este signo de la funda, es un símbolo jurídico de problemática de primer nivel, y sin lugar a dudas de sufrimiento de los niños en mayor o menor medida. Niños, ha llegado el cambio de turno de vacaciones, por quincenas alternas, desde el día 1 de Julio hasta el 31 de Agosto, con dos intercambios cada mes, movimiento para aquí y para allí.
Menorca tiene una peculiaridad añadida a la generalidad de los regímenes de visitas y es la insularidad. Recientemente, algunas experiencias hemos tenido de niños que no han vuelto a la isla y se han quedado por otros sitios. Siempre hay justificaciones para hacer lo que no debe hacerse jamás, ni por los adultos y menos por los niños. Obviamente, el sufrimiento de los padres y madres, en muchos casos, es importante. En otros casos, los niños, esto se dice muchas veces, pero parece que no se acaba de entender, son meros instrumentos de batallas que tienen que ver con estrategias negativas de hacer daño, o con intereses económicos o con los usos de la vivienda. Hay fechas especialmente sensibles, que no satisfacen a nadie, especialmente si no tenemos situaciones estables de divorcio en las que el padre y la madre, los dos o uno haciendo un ejercicio de responsabilidad parental, no introducen a los niños en el conflicto. Es inevitable declararse la paz, una declaración de paz, un estado de guerra permanente o de mala fe, un conflicto crónico o no solucionado adecuadamente en un buen convenio de divorcio, nos lleva a la situación que hay debajo del cartelito colgando del pecho del niño o niña. Es cierto que también se produce un punto de resignación en los niños, una aceptación de que no les gusta ir a no sé dónde o estar con no se quién, pero no tienen más solución que la resignación.
Una situación de violencia de género puede afectar la custodia. No es posible una custodia compartida en estas situaciones, pero no tiene que afectar al sistema de visitas ni a los intercambio de agosto. Se está produciendo un fenómeno de politización de la violencia de género que quizá ya se había producido antes. En el año 1.995 di una conferencia en el Colegio de Abogados de Madrid sobre la violencia de género cuando no había nada legislado sobre ello, y aunque el espíritu de aquella conferencia y mis pensamientos siguen siendo los mismos, no se ha hecho lo que yo pedía, no se ha legislado en la forma que yo proponía y el conflicto del “cambio de turno” se agrava en estas circunstancias.
Ahora está politizado de otra forma. La extrema derecha plantea un concepto de violencia de género que parte de la incidencia de archivos de denuncias y lleva a la conclusión de que es un fenómeno inflado y aprovechado por las mujeres. Es un error, es indudable que en todo el mundo, en todos los temas, existen personas de buena y de mala fe. Aquí también, pero lo que no se incide es en la bolsa no denunciada de violencia de género sufrida por muchas mujeres, educadas en un umbral de tolerancia muy alto. No se incide en la dificultad de probar la violencia psicológica de género, algo que es más letal que un golpe físico, ni en el sufrimiento emocional previo de la mujer antes de acudir a denunciar al padre de sus hijos, ni de su miedo a no ser creídas. Ese discurso político de la mentira de la violencia de género, o de la instrumentalización, es erróneo, y debe ser reconsiderado por quienes lo defienden, igual que el discurso de los Menas o el de la emigración. Hay cosas que, no por ser susceptibles de mejora legislativa, deben ser demonizadas.
Chavales: buen viaje, buenas vacaciones. Os deseo que estéis bien con papá y con mamá. Que podáis hablar con ellos cuando queráis; que podáis hablar en liberta; que no os hablen mal el uno del otro; que no os metan en sus problemas jurídico; que no os amenacen con que mamá o papá quieren meter a la cárcel al otro. Disfrutad y tened la mejor infancia posible, y no penséis en que el abogado es el diablo que quiere hacer daño a papá o a mamá, ni os dé miedo contar la verdad a los jueces de lo que veis y os pasa. Que seais libres es lo que os deseo para este cambio de turno de vacaciones.